Energía que Mueve Argentina

A principios del siglo XX, con la llegada de los primeros automóviles, surgieron las primeras expendedoras de combustible. Eran simples bombas manuales, a menudo ubicadas en almacenes generales o talleres mecánicos. YPF, fundada en 1922, jugó un papel crucial en la organización y expansión de la incipiente red, instalando su primera estación de servicio oficial en Buenos Aires en 1923, marcando un hito en la distribución de combustible a nivel nacional. Estas primeras estaciones no solo proveían nafta, sino que también se convertían en puntos de encuentro e información para los viajeros audaces de la época.

Durante estas décadas, la red de estaciones de servicio experimentó una notable expansión, acompañando el crecimiento del parque automotor y la mejora de la infraestructura vial. Se estandarizaron los servicios, se introdujeron nuevas tecnologías de bombeo y almacenamiento, y las estaciones comenzaron a ofrecer servicios adicionales como lubricación, gomería básica y pequeños kioscos. Las grandes petroleras internacionales también establecieron su presencia, diversificando la oferta y fomentando la competencia. Este período fue fundamental para consolidar el rol de las estaciones como puntos vitales para la movilidad y la economía.

La década de 1990 trajo consigo la desregulación del sector y una mayor competencia, impulsando la modernización de las estaciones. Se incorporaron tiendas de conveniencia, servicios de comida rápida, cajeros automáticos y programas de fidelización. Surgieron nuevas marcas y formatos, incluyendo las estaciones "low cost". Paralelamente, creció la conciencia ambiental, llevando al desarrollo de combustibles más limpios, la introducción del GNC como alternativa popular y, más recientemente, la exploración de puntos de carga para vehículos eléctricos. Hoy, las estaciones son centros multiservicio, enfocados en la experiencia del cliente y la sostenibilidad.